Todos los años en el quinto domingo del Tiempo de Pascua de Resurrección, la Iglesia nos invita a celebrar la Pascua del Enfermo.
Aquí en nuestra parroquia lo celebramos con una jornada de convivencia y de oración donde reunimos a todos los enfermos de nuestra feligresía y también participan ancianos de la Residencia Seniors.
Comenzamos con la celebración de la santa Misa y dentro de ella reciben el Sacramento de la Unción de Enfermos. Se invoca la misericordia de Dios para que visite y conforte las enfermedades de cada uno de los asistentes con la Santa Unción. A su vez también pedimos por todos aquellos profesionales y voluntarios que asisten el cuidado de los enfermos, pues en los momentos de debilidad y de fragilidad la atención a los enfermos es importantísima: su cuidado médico y el acompañamiento humano y espiritual, que es lo que la Iglesia, a través de los Visitadores de Enfermos y el Grupo de la Pastoral de la Salud intentamos ofrecer.
Para la preparación de esta Jornada, toda la Parroquia nos implicamos con mucha ilusión, pues recibir a los enfermos y ofrecerles nuestro cariño y atenciones, se multiplica en gracias y en favores que de ellos mismos recibimos, pues las personas mayores son muy agradecidas y una simple mirada, una sonrisa, un apretón de manos, un beso o un abrazo, ellos te lo agradecerán siempre.
Este Sacramento de la Unción de Enfermos se fundamenta en la carta del Apóstol Santiago 5, 13-16, cuando dice: Queridos hermanos, ¿sufre alguno de vosotros? Rece. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llama e a los presbíteros de la Iglesia, y que recen sobre él, después de ungirlo con óleo, en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo curará y, si ha cometido pecado, lo perdonará.
La comunidad parroquial formada por catequistas, coro parroquial, voluntariado y los anfitriones: el grupo de la Pastoral de la Salud, gozamos con esta celebración; pues se puede decir que tocamos al mismo Señor con nuestras manos y besamos al mismo Señor con nuestros labios, pues cada uno de estos ancianos y enfermos son el mismo Señor Jesucristo, que habita en cada uno de ellos.
En la Celebración de la Santa Misa y en el momento que ellos reciban la imposición de manos del sacerdote y el santo Crisma, el ambiente se transforma y las sensaciones que todos tenemos son de paz, alegría, consuelo y fortaleza en nuestra fe. ¡Es un momento de inigualable paz y bienestar!
Seguidamente a esta celebración litúrgica, donde participan unos ochenta ancianos, el grupo parroquial les ofrece una merienda llena de delicias y de placeres culinarios: chocolate calentito, zumos y refrescos, sabrosos bocadillos, dulces y tortas de Vélez, que tanto gustan a los abuelos. También siempre el Grupo de la Pastoral de la Salud suele obsequiar a los asistentes con un recordatorio: una postal, un rosario o una medallita de la Virgen.
Todos vuelven a sus casas y a la Residencia de Ancianos con una sensación grata y lo que es más importante con el Señor en sus corazones y el Santo Espíritu sobre sus vidas enfermas, cansadas pero renovadas en su fe.
Gracias a la gentileza de AMIVEL y de ANNE AXARQUÍA los vehículos especializados transportan a los enfermos con mayor comodidad.
La Parroquia disfruta con este encuentro y si Dios quiere, el año que viene volveremos a encontrarnos en esta Gran Celebración. A muchos de los enfermos y ancianos se le visita quincenalmente y se les lleva la Sagrada Comunión y se le lee la Palabra de Dios, a la vez que todo el cariño, el ánimo y la admiración que le profesamos a cada uno de ellos.